Artículo de Mariano F. Grondona sobre la Fusión de Culturas

Fecha: 2019-09-29

No te pierdas el artículo escrito por Mariano F. Grondona publicado por La Nación sobre la Fusión de Culturas entre la Doma y el Polo. -

El polo fusiona culturas. De origen británico, el deporte se arraigó en nuestro país con el vigor híbrido que le dio la cultura criolla: la del gaucho que llevamos dentro, como decía Ricardo Güiraldes.

Esa fusión se expresa sobre todo en la doma de los caballos de polo; donde se reúnen la sabiduría y las tradiciones criollas con las necesidades del deporte: un domador argentino es gaucho, pero enseña con montura inglesa y con levantador.

Esa amalgama pudo verse los días 5 y 6 de Julio pasados en la Estancia San Martin, en Lincoln, provincia de Buenos Aires, donde tuvo lugar la Primera Prueba de Doma para Caballos Cría Polo Argentino. El desafío para los concursantes consistía en domar un potro en menos de seis meses y mostrar su mansedumbre y su habilidad ante un jurado internacional.

Los organizadores fueron Polito Ulloa y Sergio Magrini, de Bien Montados, con el apoyo de la Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo (Aaccp). Ellos diseñaron una prueba similar a la del freno de oro, de Brasil, para que los jinetes mostraran la mansedumbre y la rienda de sus redomones. Los jurados, uno de Brasil, uno de Uruguay y uno de la Argentina, daban puntos en cada etapa de la prueba individual, de manera que todos sabían al instante su valuación.

El evento despertó un enorme interés: hubo casi cien inscriptos, con potros registrados como Polo Argentino. Pero solamente Patricio Massa Lynch se llevó la camioneta Nissan cero kilómetro, que esperaba allí tentadora, mientras los concursantes demostraban sus habilidades.

Hubo catálogo, carpas, boxes, tiendas, comida. Todo muy bien organizado en una estancia antigua, de propiedad de Hilario Ulloa, que cuenta con un picadero techado de los que hay pocos en el país y una variedad de casitas, boxes y galpones que solamente las estancias de antes conservan.

Los domadores debían lucir bombacha blanca, botas, sombrero y poncho. Y había reglamentos sobre las embocaduras, las monturas y los circuitos. La prueba se iniciaba con la exigencia de abrir y cerrar una tranquera de a caballo, como si el domador tuviera que salir a recorrer ese campo verde intenso de Lincoln en su pupilo y finalizaba con vueltas y paradas, propias de una exposición donde se mide la aptitud para el polo de un caballo recién domado.

Eran gauchos en caballos finos, que arrancaban la prueba en recado y terminaban con montura inglesa y con levantador. Pero siempre gauchos. Ahí estaba la fusión, ahí estaba la riqueza.

Hubo además una gran demostración de la Escuadra de Arte Ecuestre, dirigida por Luis Bustos, que expresó mejor que nadie toda esa argentinidad presente tanto en la pista como en las tribunas. Se cantó el himno, con el acompañamiento de la Banda Curupaity y se izó la bandera nacional, para recordarnos a la patria.

Pero todos esos símbolos nacionales no opacaron para nada la presencia extranjera, tan enriquecedora. Había domadores y caballistas brasileños, chilenos y uruguayos, con quienes hay un permanente intercambio de conocimientos. El punto de reunión era Lincoln, donde todos pudieron ver, comentar y discutir lo que hicieron los cien concursantes. Y se escucharon también muchos cuentos "casi ciertos" que animaban las tribunas y las mateadas alrededor de la pista.

Entre tanto elogio al evento de Lincoln casi nos olvidamos que los hijos siempre tienen padres, y el padre de este concurso no es otro que Polito Ulloa. El mejor domador de caballos de polo, que es además el mayor estudioso de otras domas. A este concurso Polito lo soñó por años para poder contagiar en él su curiosidad y sus ganas de aprender; y así lo hizo.

Por suerte, sabemos que Bien Montados y la Aaccp ya están pensando en repetir el evento el año próximo, en la Estancia San Martín, asumiendo que Hilario Ulloa les preste de nuevo ese campo tan único.

Ojalá sea así, para realzar de esa manera el arte de la doma, que no tiene fronteras ni puede algún día agotarse.

Por: Mariano F. Grondona